Un ejemplo de ello son los grandes almacenes Bergdorf Goodman, que cada año por Navidad disfrazan sus escaparates con millones de cristales Swarovski que representan la fantasía llevada al lujo más extremo.
Una fiesta llena de música, una reina entronada y rodeada de un manto de felinos cristales o una mesa del tarot llena de color y brillo son algunas de las propuestas con las que han vuelto a sorprender este año.
Algunas firmas como Bulgari o Tiffany's adornan todo su edificio como si de una gran joya se tratase.
Y otras son más tradicionales, como Versace o Marc Jacobs, aunque sin dejar a un lado la originalidad.
Joyas del escaparatismo que suceden por las avenidas neoyorkinas, capaces de igualar en una pequeña vitrina el diamante más preciado con una suela color rojo. ¿Quién puede resistirse a soñar?
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